Detrás de la estadística
Los índices y la cuestión social
Rosendo Fraga
“En cinco años, la Argentina ha logrado bajar la pobreza del 54 al 27 % y el desempleo del 22 al 9 %. Es un logro indiscutible, y se corresponde con cinco años consecutivos de un fuerte crecimiento de la economía. Sin embargo, esta mejora tiene una contracara que es necesario asumir. En primer lugar; aunque parezca un detalle, cuando se modifican índices del indec no sólo se alteran datos económicos -como la tasa de inflación-. sino que también se están modificando los datos sociales. Es que siendo el precio de los alimentos el indicador más relevante para determinar los niveles de pobreza e indigencia, éstos aparecen como inferiores a los reales.
Posiblemente, sin estas alteraciones el índice de pobreza en la Argentina no sería del 27 %, sino aproximadamente del 33 %. De tratarse del primer porcentaje, es necesario asumir que el 40 % de los menores de 14 años está viviendo bajo el nivel de pobreza, y si se trata del segundo porcentaje, lo está el 48 %, por la sencilla razón de que, en ambos casos, las familias que viven en la pobreza tienen un nivel de natalidad más alto que las que están fuera de ella. En un caso, se trataría de la mitad, y en el segundo, de dos de cada cinco menores de 14 años que están viviendo bajo el nivel de pobreza.
Paralelamente, estos niños se educan, en su gran mayoría, en la escuela pública. Una ley de 2002 establece un mínimo obligatorio de 180 días de clases, que es bajo en términos internacionales. Sin embargo, desde la vigencia de esta norma, por tres años consecutivos, tres de cada cuatro niños que se educan en la escuela pública no han llegado a dicho mínimo...”
“Queda así claro que, a mayor pobreza, peor calidad de educación.”
“El análisis en conjunto del nivel de pobreza de los menores de 14 años -la baja calidad de la educación y la salud pública que tienen, y el fenomenal aumento del consumo de las drogas más baratas en los jóvenes- está diciendo que, pese a la recuperación económica, la reconstitución del poder político y la mejora en los indicadores sociales, se está gestando un segmento de pobreza estructural o permanente, que afectará en el largo plazo a un tercio de la población, más allá de las mejoras estadísticas.”
(La Nación)
[DP, 135]
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